viernes, 5 de enero de 2007

Notas sobre la Arquitectura en Kant


Vicisitudes de la arquitectura en la “Crítica del Juicio” y en las "Observaciones sobre el sentimiento de Lo bello y lo sublime”, de Kant


Elías Marín Lara


Definición de arquitectura

En los textos estudiados, Kant ubica a la arquitectura como perteneciente a las artes figurativas y dentro de estas, en la “primera especie de bellas artes figurativas”

La arquitectura como parte de la plástica se pone en contraposición a la escultura porque mientras esta se ocupa de representar en una exhibición corporal los conceptos de las cosas que podrían existir en la naturaleza, la arquitectura debe dar “…una exhibición a los conceptos de las cosas que no son posibles mas que por el arte y cuya forma no tiene su principio en la naturaleza, sino en algun fin arbitrario, pero no debe dejar de lado la finalidad estética. En esta última especie de arte, el objeto de arte es destinado a un cierto uso al cual se hallan subordinadas las ideas estéticas como a su condición principal.”

En principio, en esta definición de lo que debe ser el motivo de la arquitectura aparecen cuatro elementos fundamentales:

1
En un primer estrato se delimita a la arquitectura en funcion del tipo de objetos que produce. Así, al estar incluida dentro de las bellas artes, produce objetos que “no son posibles mas que por el arte” y con esto se refiere Kant a las cosas producidas con libertad , es decir, “con una voluntad que toma la razón por principio de sus acciones”. El ser humano mediante el uso de la razon aplicada al arte tiene la posibilidad de escapar parcialmente del dominio de una naturaleza determinista. El arte es producto de la libertad, por lo tanto, solo es posible dentro del ambito de la actividad humana: “… cuando se nombra simplemente obra de arte, para distinguirla de un efecto de la naturaleza, se entiende siempre por esto una obra de los hombres.”
La producción del arte obedece a un fin arbitrario dado por la razón, es decir a una utilidad y se distingue de las formas que tienen su principio en la naturaleza porque estas son producidas dentro de un marco de leyes deterministas. Kant, pone, el ejemplo de la regularidad de los surcos de cera construidos por las abejas, esta construcción es una producción del instinto que no está fundada sobre una reflexión, es pura naturaleza.

2
En un segundo nivel la mención de la producción de objetos “cuya forma no tiene su principio en la naturaleza, sino en algun fin arbitrario …” conecta con la funcion que debe cumplir el objeto arquitectónico, y siendo este subordinado a una finalidad objetiva, es necesario que haya sido construido bajo algun principio de orden que rige la relación entre sus partes componentes. De modo que para apreciar la finalidad objetiva es necesario que se revele el concepto de un fin.
En este ambito el objeto arquitectónico pudiendo ser comprendido mediante un concepto, es provocador de un juicio de conocimiento en el sujeto.

3
El objeto arquitectónico, para cumplir con su finalidad estética, debe tener por fin inmediato el sentimiento de placer. La condición estética del objeto arquitectónico está en su capacidad de invocar en el sujeto un sentimiento de placer por medio de la imaginación. En este ambito el objeto arquitectónico es provocador de un juicio de gusto cuyo principio es puramente subjetivo, es decir , no dice nada del objeto en sí, “…sino simplemente del estado en que se encuentra el sujeto, cuando es afectado por la representación.”

4
Lo estético está subordinado al uso. El ser destinado a un uso, constituye la condición esencial del objeto arquitectónico: “…mas los templos, los edificios destinados a las reuniones públicas, y aun las habitaciones, los arcos de triunfo, las columnas, los mausoléos y todos los monumentos elevados en honor de ciertos hombres, pertenece a la arquitectura. Aun se pueden referir a ella los muebles (los objetos de carpintería y los utensilios de este género), porque la apropiación de una obra a cierto uso, es lo propio de una obra de arquitectura.”

En el campo de lo estético, el objeto arquitectónico mediante su aplicación a un uso, se distancia de las otras obras de la plástica que son hechas unicamente para la vista, estas deben agradar por si mismas y no son, “en tanto que exhibición corporal, más que una imitación de la naturaleza…”

Objeto arquitectónico

El objeto arquitectónico es posible solo por el arte y no resulta de la imitación de la naturaleza. Está constituido por una dualidad compleja que involucra las nociones de “juicio de gusto” y “juicio de conocimiento”. Esto es así porque en su constitucion convergen dos componentes básicos: “lo bello” y “lo bueno”. Dos componentes que participando juntos de un mismo objeto, no llegan, sin embargo, a unirse nunca.

Cada uno de estos dos componentes se revelan en el objeto arquitectónico de manera diversa:

A.
El objeto arquitectónico esta obligado a un uso y por lo tanto debe ser construido bajo principios racionales que dispongan la composición de sus partes en consecuencia con su función. Al estar organizado mediante principios, se hace susceptible de un juicio de conocimiento y este juicio de conocimiento es la condicion para que pueda ser comprendido y declarado “bueno” (util).
La aplicación del objeto arquitectónico a un uso, lo somete a principos de orden geométrico que debe respetar, asi, “la regularidad que consiste en la simetría, debe expresar la unidad de intuición que acompaña al concepto de fin, y pertenece al conocimiento.”

Entonces, para el caso de los objetos destinados a un uso especifico, es necesario que su composición esté basada en un orden geométrico a partir de figuras regulares dispuestas con simetría entre ellas.

B.
El objeto arquitectónico esta obligado a cumplir una función estetica y para ello debe alcanzar la calificación de bello, lo que lo hace acreedor de un juicio de gusto que es la condición para que ser declarado bello. “Para decidir si una cosa es bella o no lo es, no referimos la representación a un objeto por medio del entendimiento, sino al sujeto y al sentimiento de placer o de pena por medio de la imaginación…”

Tratandose de la belleza, el orden geométrico regular y la simetría deberían ser abandonados puesto que “Todo objeto perfectamente regular (que se aproxima a la regularidad matemática) tiene algo en sí que repugna al gusto…”
Es propio del juicio de gusto, mas bien, deleitarse en la contemplación de todo aquello que es nuevo para el sujeto y en lo que la imaginación se puede ejercitar libre y armoniosamente.


¿Como se comportan estos dos elementos que participan de esta naturaleza dual del objeto arquitectónico?

Lo bello
Lo bello sería aquello cuya apreciación “…tiene por principio una finalidad puramente formal, es decir, una finalidad sin fin…” . La apreciación de lo bello no está en contacto con el fin o la utilidad que pueda ser atribuida al objeto. Lo bello se mueve en el ambito de las sensaciones que el objeto provoca en el sujeto y no está en relacion con conceptos: “Para hallar la belleza, no hay necesidad de esto. Las flores, los dibujos trazados libremente, las líneas entrelazadas sin objeto, y los follajes, como se dice en arquitectura, todo esto corresponde a las cosas que nada significan, que no dependen de ningún concepto determinado, y que agradan sin embargo. La satisfacción referente a lo bello debe depender de la reflexión hecha sobre un objeto, que conduce a un concepto cualquiera (que queda indeterminado),…”

A diferencia de lo bueno, lo bello por si solo no permite el conocimiento, no está relacionado con ningún concepto. “Por lo que el juicio del gusto es un juicio estético, es decir, un juicio que descansa sobre principios subjetivos, y cuyo motivo no puede ser un concepto…”

Lo bueno
Lo bueno supone una “finalidad objetiva”, es decir la relación del objeto con un fin determinado. El hecho de que lo bueno se constituya en una confluencia de elementos orientados a un fin hace que la finalidad objetiva solo pueda ser reconocida mediante un concepto. “Para hallar una cosa buena, es necesario saber lo que debe ser esta cosa, es decir, tener un concepto de ella”.
La finalidad objetiva corresponde a las posibilidades del objeto de ser util al sujeto para algo y puede manifestarse como externa al objeto mismo, en el caso de la utilidad o interna tratandose del fin o la perfección del objeto.

Es importante la distinción que hace Kant entre el fin (perfección) y la utilidad porque estos se mueven en direcciones diferentes:

o En el orden subjetivo: La utilidad es exterior al objeto y por lo tanto se encuentra en el plano subjetivo. La utilidad no está en la cosa, está en el sujeto que la proyecta en ella. El hecho de que atribuyamos una utilidad o un uso específico a determinado objeto, como un edificio, por ejemplo, no hace que esa utilidad sea parte constitutiva de ese objeto.

o En el orden objetivo: El fin es inherente al objeto, es la “finalidad objetiva interna”, la “perfeccion”, pero mas que eso, constituye la condición misma de posibilidad de ese objeto. El concepto de “perfección” del objeto se constituye en la estructura que da coherencia a la composición del mismo. Es el concepto que explica su fin interno y por lo tanto, es el contenedor de la posibilidad del objeto mismo.


Dicotomía bueno - bello


Lo bueno y lo bello son elementos irreductibles el uno al otro, lo bueno no puede ser bello por si mismo y lo bello no puede ser bueno sin alterar su naturaleza, pero estos dos elementos coexisten en el objeto de arte. “Hablando con propiedad, ni la belleza se une a la perfección, ni la perfección a la belleza…”.

Resaltan aqui dos apectos importantes:
1. La coexistencia entre belleza y perfección (“union del gusto con la razon”), no es igual para todos los objetos de arte. Es una convivencia controlada por reglas relativas a cada tipo de objeto, por “…reglas relativamente a ciertos objetos, cuyos fines son determinados…”

En el caso de la arquitectura estas reglas son diferentes entre los distintos tipos de objetos (edificios) porque estan en relación con la utilidad a que sera destinado cada uno de ellos. Asi, para un establo los requerimientos estéticos serán muy diferentes que para un mausoléo, por ejemplo.

2. El conjunto de reglas que rigen esta coexistencia determina una relación de jerarquía; la belleza está subordinada a la perfección: “Mas estas no son, por lo mismo, reglas del gusto; no son más que reglas de la unión del gusto con la razón, es decir, de lo bello con lo bueno, que convierten aquel en instrumento de este…”

En la union del gusto con la razón, esta última se ubicará siempre en una posición jerárquica privilegiada porque está en concordancia con el uso a que se destinará el objeto arquitectónico y el objeto arquitectónico existe como tal, solo por su aplicación a una utilidad.

Belleza adherente


En el caso del objeto arquitectónico, -asi como en la anatomia humana- esta convivencia: belleza / perfección; gusto / razón, se resuelve con la formula de la “belleza adherente”. Es decir, un tipo de belleza condicional que se atribuye a objetos que se hallan sometidos al concepto de un fin particular.: “Mas la belleza de un hombre (y en la misma especie, la de una mujer, la de un niño), la belleza de un caballo, de un edificio (como una iglesia, un palacio, un arsenal, una casa de campo), suponen un concepto de fin que determina lo que debe ser la cosa, y, por consiguiente, un concepto de su perfección; esta no es más que una belleza adherente”.

El objeto arquitectónico no resulta bello en si mismo, sino que es portador de una “simple belleza adherente”. Esta modalidad de belleza, por lo tanto, no funciona en un plano de inmanencia, sino que es anexa al objeto en sí y está subordinada a su finalidad objetiva (del objeto).

La belleza adherente como elemento anexo se somete al concepto de perfección del objeto arquitectónico. Cuando Kant dice: "Se podría agregar a un edificio muchas cosas que agradaran inmediatamente a la vista, si este edificio no debiera ser una iglesia...”. pone en evidencia algunos elementos importantes que se tratan a continuación:

Siendo la belleza que participa del objeto arquitectónico, una “simple belleza adherente”, siempre estará subordinada al concepto de la finalidad objetiva del edificio. En función de esa subordinacion, los elementos que proveen belleza al edificio deberán ser coherentes, mesurados y apropiados para el tipo de edificio de que se trate; esta coherencia de la belleza con el tipo de edificio está relacionada con la “representacion” de ese tipo de edificio.

En general todo aquello que soporte una belleza adherente se sirve de esta para su representación: “…o embellecer una figura humana con toda especie de dibujos y rasgos trazadas a la ligera pero con regularidad (como hacen los habitantes de Nueva-Zelanda con su picadura), si esta figura no debiera ser la de un hombre; y tal figura podría tener trazos muy finos y una perspectiva más graciosa y más dulce, si no debiera representar un hombre de guerra.”

Siguiendo esta lógica, una iglesia, por ejemplo, debe poseer una belleza que ayude a la comprension de su utilidad. Entonces, una iglesia debe “representar” una iglesia, asi como un establo debe representar un establo y una vivienda debe representar una vivienda.

Representación, Re-Presentacion

Si los tipos de edificios se distinguen entre si básicamente por la funcion a que estan destinados, para utilizar los mismos ejemplos de Kant, “…una iglesia, un palacio, un arsenal, una casa de campo…” y cada uno de estos tipos de edificio debe a la belleza adherente su representación adecuada, entonces podemos resaltar, por lo menos, dos hechos significativos:

1. Que la belleza adherente se corresponde con una representación específica para cada tipo de edificio y por lo tanto está subordinada siempre a la utilidad de este ; y,

2. Que una tal representación en tanto que re-presentación, presupone que, para cada tipo de edificio, existe en algun lugar un referente original que, actuando como modelo, da principio a un orden de reglas que prescriben una clase de belleza apropiada.

Será el genio el que permita al artista el tener acceso a una suerte de fuente legisladora que le proporcione los modelos con los que debe trabajar.

En el caso de la arquitectura, por ejemplo, el genio deberá dar acceso a los principios con los que debe ser embellecida una iglesia para que se represente bien como una iglesia.

Siendo la arquitectura productora de objetos de arte, en el tanto que cosas “producidas con libertad”, debería constituirse en una vía que permita al hombre desprenderse del determinismo de la naturaleza. Pero la naturaleza parece haberse garantizado que esto no suceda mediante la implantación en el artista del genio.

El genio, siendo la facultad innata, o talento natural, se convierte en el legislador por medio del cual la naturaleza da la regla al arte en el sujeto.

Si por ser el objeto arquitectónico aplicado a un uso específico debe ser construido a partir de una geometria de formas básicas fundada en la simetría, y al mismo tiempo, por tener una finalidad estetica relacionada con la representación del uso, debe ser “embellecido” siguiendo principios que hagan posible esa representación; Y si es la naturaleza, mediante el genio, quien dicta las reglas al arte de la arquitectura para que pueda constituirse como tal,

¿No se presenta entonces, el camino de la arquitectura como un callejon sin salida que nos deja sometidos sin remedio, a una naturaleza determinista?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Simepre me ha gustado el concepto de bello de Kant, es uno de mis filosofos favoritos sin duda.

Anónimo dijo...

gracias! tu entrada me ayudara mucho en mi tarea de Diseño -gracias Gracias :D

Anónimo dijo...

Muchas gracias por esta entrada. Me parece una maravilla como consigues explicar dos términos tan amplios como lo son lo bello y lo bueno, y de una forma tan sencilla de entender enlazándolo con la Estética Kantiana.